Mi cuerpo se estremece al recordar la sensación de placer que se apoderó de mí cuando me chupé mi propio pene. Fue un momento de intensa excitación, como si mi cuerpo hubiera estado esperando a que lo liberara.
No hay nada más íntimo que explorar tu propio cuerpo, sentir la textura de tu piel, la forma de tu verga, el tacto de tu mano en tu propia carne. Es como si estuvieras descubriendo tu propia anatomía, sintiendo la forma en que tu cuerpo responde a tu toque.
Recuerdo cómo me sentí cuando me puse en posición, con mi verga expuesta y mi mano rodeándola. Fue como si estuviera en un estado de trance, concentrado en la sensación de mi propia carne en mi mano. Luego, sin pensarlo dos veces, me chupé suavemente, sintiendo cómo mi cuerpo se estremeció de placer.
La sensación de mi lengua en mi propia piel fue como un estallido de intensidad, un río de placer que se desbordó en mí. Me sentí vivo, conectado con mi propio cuerpo de una manera que nunca había experimentado antes. Fue como si hubiera descubierto un nuevo nivel de conciencia, una forma de estar en el mundo que era a la vez liberadora y adictiva.
No hay nada mejor que explorar tu propio cuerpo, sentir la sensación de tu propia carne, tu propia verga, tu propio culo. Es como si estuvieras descubriendo un nuevo mundo, un mundo de placer y conexión que está siempre a tu alcance.
