Me encanta la forma en que mi pareja me mira cuando le digo que quiero saborear su pene sabroso. Es como si se desinhibiera por completo, permitiendo que su deseo y atracción se reflejen en su mirada.
Recuerdo la primera vez que me atreví a decirle algo así. Fue en una noche de verano, después de una cena romántica. Estábamos sentados en el sofá, mirando una película, cuando de repente me sentí tentado a hacerle un cumplido sobre su cuerpo. Le dije que su pene era uno de los más apetitosos que había visto nunca, y que me encantaría saborearlo.
Al principio, pareció sorprendido, pero luego su rostro se iluminó con una sonrisa sensual. Me miró a los ojos y me dijo que siempre había querido que lo hiciera. Así que nos dirigimos al baño, listos para explorar nuestra atracción mutua.
Exploración y placer compartido
La intimidad anal es algo que siempre me ha excitado, y cuando mi pareja se rindió a mi deseo, sentí un placer intenso. Me encantaba la sensación de su cuerpo apretado alrededor de mi verga, y la forma en que su esfínter se relajaba con cada embestida.
Lo que más me gustaba era la conexión física que sentía con él. Era como si nuestros cuerpos estuvieran sincronizados, moviéndonos en armonía con cada vaivén. Me sentía lleno de deseo y pasión, y mi pareja parecía sentir lo mismo.
La experiencia fue intensa y liberadora, y sentí que mi pareja y yo estábamos conectados de una manera profunda y real. Fue un encuentro íntimo que nos permitió explorar nuestra atracción mutua y disfrutar del placer compartido.
Desde ese día, hemos mantenido una relación llena de pasión y deseo, y siempre me encanta decirle a mi pareja que quiero saborear su pene sabroso. Es un recordatorio constante de nuestra conexión física y emocional, y me hace sentir afortunado de tener un amante que comparte mi deseo y mi pasión.
