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El Negro la tiene muy grande y gruesa

Me encanta cuando alguien tiene una verga gruesa y no duda en demostrar su potencia. El tamaño es solo un aspecto, pero es un aspecto que puede hacer la diferencia en un encuentro íntimo.

Recuerdo a un chico que conocí en una fiesta. Era alto, moreno y tenía una verga gruesa que parecía capaz de hacer lo que quisiera. Me gustó la confianza que transmitía, la sensación de que sabía exactamente lo que estaba haciendo.

Me invitó a su habitación y nos sentamos en la cama. Empezamos a besarnos, a explorar cada otro con las manos. Me gustó la forma en que me acariciaba, la forma en que me hacía sentir.

Me dijo que quería follar conmigo, que quería sentir mi culo alrededor de su verga. Me gustó la forma en que lo dijo, sin miedo ni vergüenza.

Me puse encima de él y me metí su verga en mi culo. Era intenso, era intenso de una manera que no había experimentado antes. Me gustó la forma en que me hizo sentir, la forma en que me hizo gozar.

Lo miré a los ojos y supe que él también estaba disfrutando. Sentí su potencia, su vigor, su grosor. Era un encuentro íntimo, una conexión física que no podía ser ignorada.

Me quedé allí un rato, disfrutando de la sensación de tener su verga en mi culo. Me gustó la forma en que me hacía sentir, la forma en que me hacía gozar.

Finalmente, nos detuvimos y nos besamos. Me gustó la forma en que se sintió al hacerlo, la forma en que se sintió agradecido.




El Negro la tiene muy grande y gruesa

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