Recuerdo la noche en que mi pareja me pidió que me tumbara en la cama, con las piernas separadas y el culo al aire. Me miró a los ojos y me dijo: «Quiero que te trague mi verga hasta el fondo». Sentí un escalofrío al escuchar esas palabras, mi corazón latía fuerte y mi erección se intensificó.
Me puse cómodo y mi pareja se colocó detrás de mí, con su polla firme y lista para penetrar. Me tomó el trasero con ambas manos y me empezó a besar la espalda, mientras me hacía preguntas sobre cómo me gustaba ser penetrado. Su voz era suave y sensual, y su aliento caliente en mi piel me hizo sentir un deseo irrefrenable.
Me tomó la mano y me la llevó a su verga gruesa, que parecía tener una longitud y un grosor impresionantes. Me la hizo tocar, y sentí un impulso fuerte de penetrarla. Me miró a los ojos y me dijo: «¿Quieres que te la meta ahora?». Asentí con la cabeza, y su verga comenzó a penetrar mi culo estrecho.
La penetración fue intensa y lenta, y sentí un placer inesperado al sentir su verga dentro de mí. Mi pareja me tomó el cuello con la mano y me besó profundamente, mientras me hacía preguntas sobre cómo me sentía. Me gustaba sentir su verga dentro de mí, y me sentía conectado a él de una manera profunda.
La experiencia fue increíble, y sentí un orgasmo intenso mientras su verga se movía dentro de mí. Mi pareja también llegó al clímax, y juntos nos liberamos en un momento de pasión y unión. La experiencia fue tan intensa que nos quedamos en silencio por un momento, disfrutando del momento de conexión que habíamos compartido.
