Me encuentro con él en una noche de verano, en un bar lúgubre pero agradable. Su mirada me atrae desde el principio, con una intensidad que me hace sentir cómodo y excitado al mismo tiempo. Después de un par de tragos, me atrevo a acercarme y empezamos a charlar. Es un tipo atractivo, con una verga larga que me hace sentir un poco nervioso.
Después de un rato de conversación, noto que su interés en mí es genuino. Me hace preguntas sobre mi vida, mi trabajo, mis intereses. Me siento cómodo y disfruto de su compañía. Luego, sin darme cuenta, me toca la mano y me mira a los ojos. Es un gesto simple, pero me hace sentir un escalofrío.
Comenzamos a besarnos, y la química es evidente. Me gusta su manera de besar, su lengua suave y exploradora. Me siento atraído por él, y mi culo estrecho se aprieta con anticipación.
Después de un rato de besarse, nos damos cuenta de que estamos en un lugar público y decimos que es hora de ir a algún lugar más privado. Caminamos hasta su casa, que está a pocos minutos de distancia. Una vez allí, nos damos un abrazo apretado y nos dirigimos hacia la habitación.
Me siento un poco nervioso, pero él me asegura que está listo para mí. Me mira a los ojos y me dice: «Vamos a hacer esto bien, juntos». Me siento cómodo y emocionado. Me tira de la mano hacia su cama y nos sentamos en ella. Me mira a los ojos y me dice: «Quiero que me metas la verga como nunca». Me siento un poco nervioso, pero él me asegura que está listo para mí.
Me quito la ropa y me acuesto a su lado. Me toma la mano y me la pone en su verga larga. Me siento un poco asustado, pero él me asegura que está bien. Me mira a los ojos y me dice: «Sí, así es como quiero que me la chupes». Me siento cómodo y emocionado. Me inclino hacia abajo y comienzo a chupar su verga con fuerza y pasión. Él se siente bien y comienza a gemir de placer. Me siento emocionado y feliz de poder hacerlo feliz.
Después de un rato de chupar, él me pide que me acueste a su lado. Me acuesto y él comienza a tocarme. Me toca el culo estrecho y me hace sentir un escalofrío. Me mira a los ojos y me dice: «Quiero que me lo metas como nunca». Me siento un poco nervioso, pero él me asegura que está listo para mí. Me quito la ropa y me acuesto a su lado. Él me toma la mano y me la pone en su verga larga. Me siento un poco asustado, pero él me asegura que está bien. Me inclino hacia abajo y comienzo a metérselo lentamente. Él se siente bien y comienza a gemir de placer. Me siento emocionado y feliz de poder hacerlo feliz.
Después de un rato de hacerlo, él me pide que me acueste a su lado. Me acuesto y él me abraza fuerte. Me mira a los ojos y me dice: «Eso fue increíble». Me siento feliz y emocionado de poder hacerlo feliz. Me acurruco en su regazo y me quedo dormido, sintiendo su calor y su amor.
