Chico guapo con la polla dura solo en casa

Me acuerdo de cuando me di cuenta de que mi verga gruesa solo se ponía dura en casa, cuando me encontraba solo en mi habitación. Era como si hubiera un cono de deseo que se activaba solo cuando no había nadie más alrededor.

Al principio pensé que era algo normal, que todos tenían sus momentos de excitación solitaria, pero pronto me di cuenta de que era algo más profundo. Mi deseo era tan intenso que no podía evitar follar con mi propia mano.

Recuerdo las caricias que me daba a mí mismo, el tacto de mi mano en mi culo estrecho, el juego erótico que me hacía sentir como si estuviera en un parque de atracciones de sensaciones.

La búsqueda de la conexión física

Me di cuenta de que mi atracción irresistible hacia mí mismo era una búsqueda de la conexión física que no encontraba en mis relaciones con los demás. Quería sentirme unido, intimo y conectado con alguien o algo.

La penetración de mi mano en mi ano era como una liberación, un orgasmo que me hacía sentir vivo y plenamente presente.

Así que me di cuenta de que mi verga gruesa solo se ponía dura en casa, no porque fuera algo malo o anormal, sino porque era una expresión de mi deseo y mi atracción hacia mí mismo.

Y en ese momento, me di cuenta de que mi intensidad sexual no era algo que debía ocultar, sino algo que debía celebrar y aceptar como parte de mi identidad como hombre gay.