Recuerdo la noche en que mi pareja me pidió que me hice la autofelación. Fue como si hubiera encendido una llama de deseo dentro de mí.
La forma en que me miró, con una atracción irresistible en sus ojos, me hizo sentir como si fuera el centro del universo.
Me puse cómodo en la cama, me separé las piernas y comencé a estimularme, sintiendo mi verga gruesa y erecta bajo mis manos.
La sensación de mi propia piel en mi mano me hizo sentir una emoción intensa, como si estuviera a punto de explotar.
Me puse a follar con mi mano, sintiendo un intenso placer que me hacía gemir de gusto.
Me sentí libre, sin preocupaciones ni inhibiciones, solo el deseo de sentirme vivo y conectado con mi propio cuerpo.
La experiencia fue tan intensa que me hizo sentir como si hubiera alcanzado un clímax, un orgasmo que me dejó exhausto pero satisfecho.
Después de eso, me miró con una sonrisa y me dijo que era el mejor amante que podría haber tenido, y en ese momento supe que estaba en un lugar especial.
La conexión que sentimos en ese momento fue como si hubiéramos compartido algo más allá del sexo, algo que nos unió en un nivel profundo y personal.
Y desde ese día, nuestra relación se convirtió en algo más que solo sexo, se convirtió en una unión emocional y física que nos hace sentir completos.

¡Que rico poder hacer eso!
Lástima que no pusieron unos machos más sexys en las fotos..
Ya me gustaría poder hacerlo, mi polla es mi prferida.
Que me follen, que me follen, porfa.
Kiero cojer de la polla a ever