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Me recuerdo aquella noche en la que decidí explorar mi propio cuerpo de una manera más íntima y sensual. La atracción irresistible de mi verga gruesa me había estado llamando la atención durante semanas, y sentí que era hora de darle el reconocimiento que merecía.
Me senté en mi cama, rodeado de la oscuridad, y comencé a explorar mi propio culo estrecho con mis manos. La sensación de mi propia piel en contacto con mi piel me envió un escalofrío por la espalda. Sentí que mi deseo aumentaba con cada caricia.
Me incliné hacia adelante, y con una sensación de anticipación, comencé a chupar mi propia verga corridón en la boca. La sensación fue intensa y agradable, y pude sentir mi intenso placer aumentando con cada movimiento.
Me sentí liberado, como si hubiera descubierto un secreto que me pertenecía solo a mí. La sensación de control y dominio sobre mi propio cuerpo me resultó extremadamente gratificante.
La experiencia me enseñó que la exploración de uno mismo puede ser una fuente de gran placer y satisfacción. A veces, solo necesitamos mirar hacia dentro para encontrar lo que estamos buscando.

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