La atracción entre nosotros era irresistible y nos lanzamos a explorar nuestros cuerpos. Su culo estrecho se ajustaba perfectamente a mi polla y sentí un intenso placer que me llevó al orgasmo en cuestión de minutos.
Él me devolvió el favor, acariciándome el culo y ano con su verga larga y firme. Sentí una tensión sexual creciente que se desencadenó en un clímax explosivo.
Nuestra unión física fue fuerte y apasionada, como un fuego en la cama que no se apagaba. Nos besamos con profundidad, nos cariciamos con pasión y nos estimulamos mutuamente.
En ese momento, no había nada más que importara que nuestra atracción mutua y nuestro deseo de satisfacernos el uno al otro. Era una experiencia sexual única y memorable que nos unió en una conexión física profunda.
La noche se convirtió en una luna de miel en la que nos permitimos explorar nuestros límites y satisfacer nuestros deseos más profundos. Fue una experiencia de amor y pasión que nunca olvidaré.
